viernes, 26 de marzo de 2010

Las relaciones

A menudo en las relaciones humanas y me refiero con estas palabras tanto a las relaciones laborales, de pareja, familiares o personales tenemos conflictos, enfrentamientos, discursiones, desacuerdos, precisamente con los que más queremos o apreciamos.

En las relaciones humanas mostramos quienes somos en realidad, más con nuestras acciones que con nuestras palabras.

En esta sociedad en la que vivimos se considera que una persona es fiable, honesta y coherente cuando dice, piensa y hace lo mismo, pero a menudo y más si nos relacionamos desde las emociones uno piensa una cosa, dice otra y hace una tercera.

Esto obviamente nos crea muchos conflictos, no solo con los demás si no también con nosotros mismos.

En las relaciones de pareja es donde con más claridad aparecen estas situaciones, en la psicología que conozco, llamamos a estas situaciones “las peleas del ego” pues el ego, también llamado personalidad o sombra, siempre quiere llevar razón, se mueve en marcos de referencia que llamamos de limitación: el miedo, la escasez, la propiedad, la exclusividad, la intolerancia y la separación.

En estos ámbitos se maneja muy bien, y como todos los egos son iguales, es decir todos se manejan con los mismos marcos de referencia, todos quieren llevar razón y todos creen estar en posesión de la verdad de cuanto acontece, sin tener en cuenta los otros puntos de vista, así las discursiones, conflictos, desencuentros o peleas estan siempre disponibles. Es un caldo de cultivo excelente para hacer las cosas de otra manera.

Un instante antes del enfrentamiento con tu pareja, con tu hijo o con tu jefe, tienes un momento mágico para elegir si “entras al trapo” o decides no reaccionar.

Si entras en la discursión ya sabes las consecuencias: dolor emocional, caras largas, malos modos, palabras o gestos que hacen daño, tensión que puede somatizarse o no.

Pero si no reaccionas, si te limitas a aceptar y a dejar que te atraviese la crítica, o la ofensa, si eres un junco que se inclina al paso del viento y luego se yergue sereno, comprobarás que pasan varias cosas, la primera, muy a menudo es que el otro ataca con más fuerza, empeño e ímpetu que antes como “buscándote las cosquillas”, pero si tu compromiso es firme, déjalo pasar, en otro momento volverá seguramente con más fuerza y atacando por otro flanco, déjalo pasar sin reaccionar. Si consigues hacerlo en varias ocasiones verás que esta “no-reacción” disuelve la ira del otro, el ataque, la crítica, y podeís de nuevo relacionaros desde la parte más hermosa de vosotros mismos. Con cierta frecuencia aparece el humor y la risa, que es un bálsamo que lo cura todo.

El estar en este lado de la “no-reacción” no significa que pases de todo, estás en la no-reacción de una forma totalmente amorosa y consciente hacia el otro. Es como cuando tu hijo de dos años, se enfada e intenta darte una patada, no vas a reaccionar pegándole, ni dándole una patada tú a él, sino que simplemente te apartas, dejas que se exprese (porque la rabia, la ira, el dolor y la frustración no deben reprimirse en los niños) y después con amor, intentas calmarle.

Una práctica que siempre hago cuando vivo en pareja es que nunca me acuesto con mi compañero enfadada o disgustada. Siempre intento resolver las cuestiones donde nos hemos enfrentado durante el día, porque el tálamo del amor es un lugar sagrado tanto para el descanso como para expresar nuestra pasión por la persona que nos acompaña en este momento de nuestra vida.

No es bueno irse a la cama con ese dolor emocional, una vez que lo hayas disuelto, que hayaís “hecho las paces”, haced este ejercicio. Es mejor que la persona que se ha sentido ofendida, herida, la que ha reclamado atención con su crítica o su ira, esté dentro.

Tumbaos de lado, con las piernas ligeramente flexionadas, la persona que está fuera abraza con su cuerpo a la persona que está dentro, procurad que ambos troncos estén lo más alineados posible, cuello con cuello, corazón con la zona de la espalda, correspondiente al corazón de la persona que está dentro, estómago, vientre y genitales también alineados. Y respirad bien profundamente, el que abraza desde fuera, puede meter su brazo por debajo del cuello o de la almohada del otro para que el contacto sea más intimo. La otra mano descansa sobre el corazón o la zona del pecho de la persona que está dentro.

Este abrazo se llama de la cuchara y es totalmente sanador porque nutre desde dentro, desde el amor que somos, desde la aceptación, el calor y la ternura. Tanto para el que da y un poco más para el que recibe por eso es bueno intercambiar las posiciones.

Podeís respirar a la vez o de forma alterna, mientras uno espira el otro inspira, unos cinco o diez minutos al día.

Es bueno hacerlo por la mañana antes de levantarse y por la noche antes de dormir.

Y cuando quieras, me cuentas.

Besos azules


miércoles, 3 de marzo de 2010

La respiración consciente

A menudo me preguntan cómo es que siempre encuentro el lado positivo de las cosas, de las situaciones, el lado humorístico, y porqué siempre parece que estoy en paz, con un humor sereno.

Para serte sincera tengo tres trucos simples:

Uno, que ante cualquier situación conflictiva, de enfrentamiento, de discursión o simplemente de elección me pregunto que prefieres ¿ser feliz o llevar razón? Me cuesta un par de respiraciones como la que te voy a mostrar más adelante, un momento de calma, un respiro, que se dice, e invariablemente elijo ser feliz. Así que soy una persona que no discute, no se enfada, acepta la realidad como es y actúa en consecuencia.

No intento cambiar a los otros ni cambiar lo que viene, porque normalmente es imposible, se pierde mucha energía y mucho tiempo. Me adapto a lo que hay con facilidad y como dice el refrán pongo al mal tiempo buena cara.

El otro truco es que tengo empeño en elegir siempre pensamientos que me hacen sentir bien, en psicología sabemos que un pensamiento tiene capacidad para cambiar el estado de ánimo, para cambiar estados físicos y emocionales, así que si voy al banco, como hoy, solo hay una persona en la ventanilla y siete o más delante de mí, ya sé que tengo que esperar un rato largo, pero en vez de enfadarme o protestar, elijo un pensamiento que me hace sentir bien, como por ejemplo, tengo suerte de estar aquí calentita con el frío que hace ahí fuera, o empiezo a cantar o silbar, o pienso que voy a saludar a la persona de ventanilla con una hermosa sonrisa, o me fijo en la decoración de la sucursal o me entretengo con el niño que va en el carrito con su madre, o saco mi libro y me pongo a leer algo interesante.

También elijo sonreír en vez de estar seria, esto tiene un efecto inmediato, es como si el cuerpo y el corazón se aflojasen, todo es mucho más ligero, más fácil cuando sonreímos. Y con esto no me refiero a esa sonrisa falsa de los anuncios de dentífricos, sino a la sonrisa cálida que sale del corazón, la sonrisa interior que llaman los maestros taoístas.

También sonrío cuando hablo con mis posibles clientes por teléfono, una sonrisa abre muchas puertas y ventanas, a veces, muchas más de las que creemos, la sonrisa tiene el poder de expandirse, es como cuando tiramos una piedrita en un lago, las ondas que se forman van agrandándose y llegan a más y más lugares, a la sonrisa le pasa igual. Cuando sonrío, y te estoy sonriendo a ti ahora, te rozo el corazón, apenas como una caricia y casi seguro que una sonrisa florece en ti y si alguien te ve sonreír mientras lees ésto también sonreirá y así es como se contagia la sonrisa, es fácil, inténtalo.

Tengo también otra herramienta que me sirve para centrarme en ese estado de plenitud al que te invito a entrar desde el Umbral.

Tiene varios nombres como respiración holotrópica, respiración circular, respiración consciente o respiración conectada. Yo prefiero ésta última, no solo porque expresa la técnica en sí, la inspiración y expiración están conectadas, sino que te conecta también con esa parte de ti que sabe, también llamado Espíritu, Alma, Ser interior, Esencia… tiene muchos nombres, pero lo importante no son los nombres o las etiquetas, si no lo que tú sientes con respecto a esa parte de ti que sabe. Suele expresarse a través de la intuición, por medio de símbolos, de un amigo que hace de mensajero, de un libro, a veces desde los carteles callejeros te está enviando su mensaje, solo hay que pararse y escuchar o simplemente mirar hacia dentro y ver.

Te invito a que abras un espacio para escuchar a esa parte de ti que Sabe, que lo sabe Todo además.

De los 1440 minutos que tiene el día, solo te pido que reserves quince o veinte para tí.

Por la mañana antes de levantarte respira lentamente, inspirando y expirando sin pausas, inspira, llena la parte alta de tus pulmones y expira el aire sin empujar, como si tus pulmones fueran un globo que se va deshinchando lentamente, vuelve a inspirar, sin pausa entre la expiración anterior y expira, sin forzar, a tu ritmo y capacidad, la respiración así se hace circular, sin pausas. Con cinco minutos es suficiente, vuelve a tu respiración normal y observa como te sientes, tal vez haya un cosquilleo en la nuca, o en la manos, frótatelas y pásalas por la cara, como si te estuvieras lavando con esta energía.

Haz lo mismo al mediodía y por la noche, antes de dormir y dime como te sientes.

Comparte esta respiración con tu pareja, antes de dormir podéis hacerla juntos, abrazados, mientras uno inspira, el otro expira, sin pausas, cinco minutos son suficientes, para empezar.

Esta respiración con la pareja es la base de muchas otras que se practican en tantra, o en el tao sexual curativo del que te hablaré en otros artículos.

Cuando tengas un rato más largo para ti, como quince o veinte minutos, empieza observando como respiras, simplemente, pon atención en tu expiración y observa como te sientes, tu sensaciones corporales, cosquilleos, calor o fría, incomodidad o comodidad, hormigueos, y luego podrás escuchar cada vez con más claridad ese voz interior que te guía, sostiene y apoya desde tu interior.

Todas las respuestas que buscas fuera están dentro de ti.

Con todo mi Amor

domingo, 12 de abril de 2009

A menudo,los seres humanos anhelamos que nos amen, que nos quieran, que nos presten atención y fantaseamos o lo tenemos muy claro, sobre como queremos recibir esa atención. Pero lo cierto es que lo que más nos nutre es una simple caricia.

Acariciamos con la mirada, con la sonrisa, a veces con unas palabras y lo que más deseamos y tememos es el contacto, esa simplicidad de tocar al otro, de acariciarle, de ponerle una mano amiga en la espalda, de abrazarle o de darle un beso de verdad.

Considero la caricia como una base de comunicación fundamental, un lenguaje que traspasa los límitas y las barreras del idioma, de la cultura, de las cosas que están "bien vistas" o aceptadas socialmente.

Una persona, cualquier persona se siente amada cuando la acariciamos con autenticidad, con el corazón, cuando sin palabras, sin otros gestos, le damos nuestro amor y apoyo incondicional con una simple caricia.